Está bien que en alguna ocasión las empresas tenga también consecuencias y no sólo el trabajador despedido sea el que las tenga. Digo esto, porque al salir yo de la tele en la que estaba, clientes/amigos que hacían publicidad decidieron marcharse conmigo. Estaban en su derecho, las condiciones habían cambiado ya que ellos contrataron publicidad para unos programas en el que había unas personas, si ya no están ni el programa ni las personas, las condiciones han cambiado. Fácil. Me entero ahora que siguen tras estos clientes/amigos míos recibiendo un NO por respuesta a hacer publicidad en dicha tele. Por eso digo, que aunque no suponga mucho, es un triunfo para el trabajador ver como reciben un no cuando se dirigen a estos clientes para que sigan haciendo publicidad en dicho medio. Insisto, en que no le supondrá mucho trastorno a dicha televisión (o sí) dichas negativas por parte de algunos clientes, pero recibir como respuesta que no se anuncian porque no está Manolo Camacho es al menos gratificante por la fidelidad de mis amigos. No sirve para pagar la hipoteca, pero sí para sentirse valorado en estos malos tiempos que corren para mí. Es como ganar una batalla después de muerto, como el Cid. A ver si ocurre más veces y se van enterando ciertos directores que las acciones tienen también unas consecuencias y que no siempre las va a soportar en solitario el trabajador. Y punto.
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