No siempre la palabra fracaso tiene porque ir por fuerza unida al no cumplimiento de unos obejtivos, al menos donde el componente suerte tiene tanta importancia como es en el deporte. En ocasiones sí van unidos pero, repito, para mi en el deporte y más en el fútbol no. Digo esto porque he leído y oído hasta la saciedad ambas cosas y siempre de la mano cuando se refieren muchos a la temporada cadista. Que el objetivo no se ha cumplido, es un hecho, pero lo de fracaso para mí no. Ser primero en la liga regular y caer en el último play off y además en los penaltis, no debe ser considerado un fracaso. Si además le añadimos un arbitraje parcial a más no poder en la ida ante el Lugo, entonces todavía más lejos queda la palabra fracaso.
Un ejemplo más de lo que para mi es fracaso y lo que no, si hablamos de los dos grandes, es que el Real Madrid o el Barcelona quedasen segundo en la liga tras su eterno rival y decidido el campeonato en las ultimas jornadas. Esto no lo considero yo un fracaso, mientras que sí lo haría si quedasen terceros o cuartos o incluso segundos pero con una diferencia abismal con respecto al primero.
Más ejemplos pero ahora con tintes cadistas. El Cádiz de la última temporada en Primera con Víctor Espárrago como entrenador, para mi tampoco aquello fue fracaso pese a que tampoco se consiguió el objetivo que era la permanencia. Y no lo hago sencillamente porque pese a que el objetivo era mantener la categoría, se estuvo peleando hasta la penultima jornada ante el Getafe. Sin embargo, fue un fracaso y con mayúsculas la emporada del último partido en Alicante que dio con los huesos nuestro Cádiz en Segunda B. En este caso si lo considero como tal, porque el objetivo esa temporada era estar en la pelea para ascender a Primera y ya saben como acabamos. Por eso, reitero y termino, en el deporte y más en el fútbol, no siempre la no consecución de los objetivos se debe catalogar como fracaso. Al menos, yo no lo hago pero para gustos, los colores. Y punto
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