Sé que esta columna, quizás, va a tener más gente en contra
que a favor, pero aun a sabiendas de ello, no voy a dejar de expresar mi
opinión sobre la presentación del carnaval de Cádiz en la capital de España.
Este año la noticia es que no se va a celebrar, decisión que veo muy acertada
ya que, teniendo en cuenta la época de carestía que nos está tocando vivir, es
un lujo necesario el realizar dicho acto que se ha convertido por meritos
propios en tradicional. Y digo bien y a propósito lo de necesario, porque yo
soy de los convencido que estas cosas lejos de restar, suman y mucho. Las voces
críticas con dicha presentación aluden a lo costoso del acto por un lado y
dudan por otro de la repercusión que pueda tener. Lo que cuesta organizarlo,
hasta este año no se ha sabido de manera oficial, o mejor dicho lo que vale el
acto en sí. Para mi una cosa es lo que vale (en cuanto está valorado) y otra lo
que cuesta (lo que sale de las arcas municipales). Dado que lo que cuesta es
bastante menos, ya que se cubre gracias a los patrocinadores, ya tenemos una
preocupación menos. Este año ante la ausencia de los mismos se deja el acto
aparcado hasta que pase el temporal. Sabia decisión. Y en cuanto a la
repercusión que tiene diré, y hablo con conocimiento de causa ya que he tenido
la suerte de ir en varias ocasiones a la Presentación del Carnaval en Madrid, y
lo he hecho como componente de coros ganadores del primer premio, como
presentador del acto e incluso ha habido años que iba en calidad de ambos papeles
(presentador del acto y corista). Pues como decía en cuanto a la repercusión
que pueda tener, habiendo estado in situ en, al menos y hablando de memoria,
ocho ocasiones, he visto cámaras de televisión de cadenas generalistas
nacionales en todas las ediciones y he visto piezas en informativos al día
siguiente en esas mismas televisiones. Los críticos me dirán que son piezas
cortitas de tiempo, pero si esperaban un reportaje de dos horas estaban
equivocados. Esos minutos, aunque sean escasos, los que entienden de estas
cosas lo valoran y lo traducen en dinero. Sólo con que se nombre a Cádiz y las
fechas del carnaval, ya se le está haciendo publicidad y redunda en beneficios
para la ciudad. Con este acto y poniéndonos un poco poetas, hemos gaditanizado
ya el Centro Cultural Conde Duque, el Teatro Monumental en plena calle Atocha y
el año pasado el Palacio de Congresos frente al Estadio Santiago Bernabeu. Y
unos años mejor y otros peor con incidencias en ocasiones que no debo ni quiero
ocultar (como por ejemplo en cuanto a pregones ofrecidos, problemas en las
puertas por el aforo de la sala, etc, etc...), dejando esas cosas al margen, el
acto se ha ido desarrollado con total normalidad con más luces que sombras y ha
congregado a un buen número de gaditanos exiliados en Madrid y a lugareños, que
estoy convencido que muchos de ellos han acudido luego a la tacita o lo han
comentado entre sus amistades. El boca a boca también cuenta. Por eso, mi
aplauso por esta y otras iniciativas parecidas que se desarrollan con el
objetivo de impulsar nuestras cosas, aunque respetando a todo aquel que opine
todo lo contrario que yo. Y punto.
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