Os dejo mi artículo de opinión de esta semana en el Viva Cádiz publicado el pasado lunes 2 de febrero:
Acabaron las preliminares, un alivio para muchos una pena
para mí. Sé que mucha gente no entiende como me puede gustar esta primera fase
del concurso, aunque estoy seguro que otros si me comprenderán. Espero que tras
la lectura de esta columna sean más los que me comprendan que los que no. Para
los que cantan es el día del estreno, el día que te enfrentas al público.
Ofreces por primera vez lo preparado durante muchos meses, ya sólo por eso ese
día es especial y por añadidura esa fase. Cuando yo salía en coros (espero
volver algún año) era el mejor día para mí. Otra razón por la que me gusta y dejando
ya el lado de componente, paso ahora a hablar desde el punto de vista de
aficionado. Cada apertura de telón es una novedad, algo nuevo al completo:
tipo, idea, letras, música. Eso se pierde en las siguientes fases que ya sólo
podemos recibir cuatro letras nuevas.
El desconocimiento de la calidad de cada
grupo también hace bonita esta parte inicial del COAC. Cierto es que en algunos
casos la duda sobre la calidad se disipa en pocos segundos, pero son segundos
de esperanza. En la fase de cuartos hay agrupaciones que según el gusto
personal de cada uno no hubiera pasado la primera criba y te la tienes que
tragar aunque no te apetezca oír algún popurrí una segunda vez, eso no favorece
a cuartos. Con esto no quiero decir que no me guste la fase de cuartos, porque
no es así, me gusta y también semifinales, pero mi niña bonita es la
clasificatoria. Y centrándonos en el concurso de este año veo que hay mucha
igualdad y que nadie destaca sobre nadie en ninguna modalidad, por lo que las
quinielas bajo mi punto de vista están más abierta que nunca. Ante la ausencia
de pelotazos sube la clase media por lo que el primer expurgo ha podido ser más
sangrante que concursos anteriores. Vivan las clasificatorias. Y punto
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